Sobre nosotros
Óscar Ojeda Ferrer y Toni López Yuste, GRADUADOS!! Administración y Dirección de Empresas y Comercio Internacional.
En aquél momento, Luis tenía 7 añitos, era un nene muy risueño, divertido y avispado. Estaba muy ilusionado porque ya era Navidad y pronto vendrían los Reyes Magos a traerle «todo» lo que quería. Así que mientras jugábamos a Pokémon le dije: ¿Por qué no escribes la carta de los Reyes?
Para mí era una manera inteligente de saber qué regalos le hacían especial ilusión, lo que no sabía era que estaba a punto de descubrir uno de los mayores problemas de la Navidad.
Nos pusimos a ello con la última página de un catálogo de juguetes. Luis empezó a escribir una innumerable lista de videojuegos, un conocido modelo de móvil, una bici… ¿Qué podía hacer yo?
En aquél momento me di cuenta del poder de su imaginación, de la imaginación de los niños. Tenía tan claro que los Reyes le podían traer todo eso que ni pensó en lo que quería de verdad, sólo escribía y escribía. Era tan grande su ilusión que lleno toda la carta y todavía sacó espacios por los laterales del papel.
Una vez escrita le acompañé a un conocido centro comercial en Valencia para que pudiese sentarse en el regazo de Baltasar y entregarle la carta, algo que a mí me encantaba de pequeño.
De camino al centro comercial me sorprendió con ciertas preguntas incómodas demostrando así que, al igual que su imaginación, la curiosidad de los niños no tiene límites.
Aquí te dejo algunas de las bombas que recuerdo con mayor claridad: ¿Cómo entregan los Reyes todos los regalos en una noche?; ¿Por dónde entran a casa?.
Y aquí un consejito GRATIS de Correo Mágico: ¡Deja que responda su imaginación! Emplea preguntas tales como: «¿Tú que crees?» o «Buena pregunta, ¿Cómo crees que lo harán?. Sus respuestas fueron de lo más alucinantes y yo me limité a flipar.
Supe salir del paso pero me di cuenta de que hay situaciones muy complejas de solventar, del estilo: «Mamá, Papá, ¿Por qué hay regalos en el armario?»; Os vi anoche poniendo los regalos; A Pablo le han dicho sus papás que los Reyes no existen…
Así que mientras él se lo pasaba en grande jugando con otros niños yo pensaba en una solución al problema. Tenía que ser algo tan grande, tan flipante, que no solo solucionase esa situación, tenía que ser una historia global, darle un papel a los padres como Pajes Reales para alejarlos de la figura de los Reyes Magos.
Así fue como imaginé el Certificado Oficial de Pajes Reales, apunté la idea y llamé a Óscar al instante. Esa misma tarde llevé a Luis a casa de sus tíos y rápidamente quedé con Óscar en un bar de la zona. No me lo podía quitar de la cabeza, era una solución fantástica, una ayuda para todas las mamás y papás de España.
Al contarle la idea, Óscar no dudó ni un instante en seguirme. Comenzamos a pensar acerca de la Navidad y llegamos a la conclusión de que podíamos ayudar a los padres con un montón de problemas que les surgen en Navidad.
Cuando le conté que habíamos ido a entregar la carta a los Reyes Magos nos dimos cuenta de que esa había sido la única vez que sus majestades se habían dirigido a él.
Así surgieron las cartas personalizadas. Una respuesta personalizada y enviada por sus majestades que que demostrase que los Reyes están ahí, que se preocupan por ellos.
Poco a poco, pensando cómo podíamos hacer de esta experiencia un recuerdo inolvidable, le dimos forma a lo que a día de hoy hemos catalogado como el regalo más maravilloso de Navidad: «El COFRE MÁGICO»
Ahora trabajamos para crear una empresa sostenible, comprometida con la infancia y con un claro objetivo: hacer felices a todos los niños que podamos con la magia de las palabras y la imaginación.